Lo vio venir por el pasillo del centro comercial y se volvió rápidamente en la otra dirección. Me encontré con un chico llamado Osa que estaba en mi clase de ciencias cuando estaba en la escuela secundaria. En realidad, nunca habíamos hablado antes, pero necesitaba escapar de Matt de inmediato. Entonces comencé una conversación con él. Le dio a su polla un par de golpes en mi dirección antes de sentarse en la esquina del sofá frente a mí. Mientras me sentaba en la esquina opuesta mirando su polla con mi mano en mi coño, él acarició su polla gorda mirando mi coño con su tímida sonrisa. Después de unos minutos se acercó y dijo que quería tocarme al mismo tiempo. Se acercó y puso mi pierna sobre el respaldo del sofá exponiéndome completamente a él. Mi otra pierna cubrió sus rodillas mientras su gran mano se movía lentamente hacia arriba y hacia abajo por su dura polla. Su otra mano apretó mi pecho y tiró de mi pezón mientras miraba mi coño. Puse discretamente mi saliva en mi mano para hacer que su polla resbalara. Deslizándolo hacia arriba y hacia abajo, seguí agregando mi saliva hasta que el enorme objeto se empapó y se deslizó fácilmente en mi mano. Acariciando y provocando su polla, atormentando su cabeza con la palma de mi mano. Gimió y apretó mi pecho. "¡Oh nena, chúpalo! ¡Hazme correrme!" Continué acariciando y atormentando su polla tratando de hacerlo explotar. "Por favor, bebé, tengo tantas ganas de correrme. Tienes que chuparlo". El rogó. "No me gusta eso. Me hace sentir náuseas". Expliqué. "Déjame ponértelo entonces", dijo rotundamente. "¡No podemos! Simplemente no podemos". Dije.
